domingo, 25 de abril de 2010

Análisis de Estrella Distante y la Dictadura Chilena

No puedo entender que un país con un desarrollo económico notable, un país considerado modelo democrático en Latinoamérica, pueda tener vigente la constitución creada por un dictador. No me cabe en la cabeza como aún pueden permitirle tanto poder a ese ejército que los atemorizó, que separó a sus familias, que los hizo desprenderse de su tierra y de su gente por creer que hay otras formas de manejar un país diferentes a las que tiene en mente el gobernante. ¿Por qué seguir dándole a los militares un porcentaje de las ganancias del gobierno por la extracción de cobre, por qué darles un presupuesto que no sea menor al que se les dio en 1989, cuando en Chile 75% de la población no tiene derecho a un trabajo, una educación, una vivienda y un servicio médico apropiado?

Tal vez me atrevo a cuestionarme esto porque no estoy ahí, porque no tengo miedo de que vayan a desaparecerme o torturarme. Tal vez me aterra la idea de admirar la poesía de un asesino que dibuja estrellas en el aire. Me invade la curiosidad de leer un poema de las Garmendia, haber asistido a un taller de Juan Stein o saber si yo habría sospechado desde el principio de Ruiz-Tagle. No me gustaría ser como el narrador que observa todo desde afuera mientras va cayendo. No me gustaría enterarme de lo que pasa en el país sólo por cartas de un amigo y jamás pensar en regresar.

No sé si lo que me amarra a mi país es el miedo de volar o el gusto por la incertidumbre de si viviré para contarla. Quizá es un poco idealista la idea de que la situación puede mejorar, pero siento que estaría más tranquila en mi zapatería buscando hasta el cansancio algo, aunque sea pequeño, que la haga cambiar, que en Barcelona viendo todo desde fuera. Creo que como siempre prefiero aunque sea ser un personaje de relleno en el gran espectáculo, a sólo un espectador sentado en primera fila.

No hay comentarios:

Publicar un comentario