Estudios médicos y forenses han demostrado que el cuerpo de una persona al morir pierde veintiún gramos. A raíz de la muerte del mandatario libio Muamar Gadafi hace diez días y la publicación de imágenes y videos al respecto, surge una nueva pregunta: ¿al morir, la persona también pierde su dignidad y su derecho al respeto?
La evidencia visual de la captura del dictador fue publicada por cientos de medios alrededor del mundo. Las imágenes de los últimos minutos de vida del gobernante y el momento de su muerte son sumamente violentas. Mientras que por un lado, existió una gran demanda por esos videos y fotografías, también surgió el descontento de muchos espectadores por la amplia difusión de los mismos.
Aún cuando este dilema ha surgido a partir de los videos publicados el 21 de octubre, el cadáver de Gadafi no ha sido el único sujeto filmado o fotografiado en situaciones sumamente desagradables. En un país con más de 50 mil muertos a causa de la guerra contra el narcotráfico, el público diario está expuesto a imágenes de ahorcados, degollados, golpeados y balaceados aun en medios que no se dedican a la nota roja. El simple hecho de leer palabras que describen formas de muerte tan violentas ya resulta un impacto muy fuerte.
En esta cuestión los principios del periodismo juegan un papel muy importante. El principal compromiso de los informadores es con sus ciudadanos. La forma de cumplir con esta responsabilidad es velando por el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de toda persona. Lucrar con imágenes de la desgracia de otros, sobretodo en el caso de los muertos que ya no pueden defenderse, es violar estos derechos. La publicación de este tipo de fotografías no sólo es una falta de respeto a los amigos y familiares, es también una agresión visual a los espectadores. Sobre todo, es un ultraje a la memoria de un difunto y el respeto a la muerte es algo importante no sólo en México si no en casi todas las culturas.
Muchos medios y reporteros defienden la publicación de fotografías de muertes argumentando que se hace con fines informativos. Es cierto que la labor del periodista es informar, pero hay formas más correctas de cumplir con este trabajo. No es necesario mostrar un primer plano de un cuerpo masacrado cuando puede publicarse una fotografía en un plano más abierto que además daría más información respecto al contexto.
La responsabilidad no recae sólo en los medios. La razón principal por la que la prensa exhibe imágenes escandalosas es porque existe una demanda por las mismas. La sociedad se queja constantemente de la falta de sensibilidad ante las dificultades ajenas que tienen las nuevas generaciones. Muchos otros se quejan de la pérdida de valores. Pocos se dan cuenta de que es la sociedad misma por medio del morbo la que ha ocasionado el aumento de este tipo de publicaciones. Es una tragedia el que se presenten videos y fotos tan violentas, pero es también una desgracia que no nos demos cuenta que la solución está en las manos de todos: ciudadanos y prensa.
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